lunes, octubre 02, 2006

 

El rearme intelectual de las Regiones es el rearme intelectual de la Nación


Se echa en falta en España una frondosa vida intelectual en las provincias y regiones que la configuran. Es verdad que hay en todas ellas una maraña de convocatorias. Pero todo parece como una pululación sin gloria.
Parvo remedio ha sido la proliferación de Universidades, que con muy honrosas excepciones, se han transformado en burocracias políticas. Casi todo en ellas se orienta al “mercado”, al “rendimiento” y a la “homologación”. Se persigue en ellas a la excelencia y se proscribe toda iniciativa independiente o, si se puede entender, genuinamente universitaria. Se multiplican los títulos y diplomas que no responden ya a una ordenación racional de los saberes, sino a la propaganda o a las alcabalas que deben pagar los Rectores elegidos por sufragio universal. A ninguno de estos le hemos oído aún hablar de la exuberancia letal de asignaturas y facultades. El “Coste cero”, eslogan de su burocracia, les impele a la creación desmedida de nuevas “carreras”. Los males de las universidades regionales no son ya, ciertamente, los de las viejas universidades de entrada, pero su vida académica sigue polarizada por cuidados que muy poco tienen que ver con la elevación del tono espiritual de las nuevas promociones de españoles.
Por otro lado, y aquí también son muy raras las excepciones, las grandes fundaciones nacionales tienen olvidadas a las provincias. Prefieren los rendimientos inmediatos a la siembra paciente y casi anónima, como si las regiones fuesen el pedregal de la patria por donde se escurren las aguas. Falta en ellas, por tanto, una visión englobante, una política de cultura verdaderamente nacional, que por serlo ha de ser también regional. Su labor es suplida puntillistamente por las Fundaciones y Obras sociales de las entidades financieras. Aquí también predomina la falta de convicciones y la más servil de las actitudes políticamente correctas. Recuerdo, muy a propósito para la ocasión, un aforismo de Gómez Dávila en el que se refiere a qué conduce entregar la honra para salvar la plata.
De las fundaciones públicas, no hablemos. También forman parte del Star System mediático. Sus rendimientos se miden en visitas por hora. Lo demás queda en barbecho.
El dilema se plantea hoy como hace mucho tiempo. No es asunto antiguo o pasadista. El rearme intelectual de la nación es también, acaso en primera instancia, el rearme intelectual de las regiones. Por eso, algunas de sus iniciativas deberían encontrar en el Rompeolas el eco y el aliento que merecen.

Comments:
Si, sí, las regiones y provincias españolas parecen muchas veces flecos deshilachados de la cultura centrípeta de las elites políticas e intelectuales de la nada. Ahora bien, he conocido fundaciones privadas con delegaciones regionales cuya mejor iniciativa era el impulso y presunción personales y el poder repartir la tarjetita consabida: D. Fulanito de Tal y Pascual, Delegado de la Fundación Rótula del Palacete. Eso de trabajar, sin pasta de por medio y sin medrar, en estos solares patrios no se da sino como excepción. En fin, ambas caras del cristal parecen ciertas.
 
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